miércoles, 13 de noviembre de 2013

Viajar sin temer a la aventura y el destino.



Muchas veces olvidamos la importancia de recorrer sitios nuevos y recónditos, de interesarse por conocer personas ansiosas por enseñar su pequeño mundo, de compartir perspectivas, indagar y acostumbrarse a estudiar las incomprensiones (a nivel personal), esas experiencias únicas que te marcan y te abren puertas a mundos nuevos e interesantes.
Aventuras que te hacen sentir que hay un más allá de tu día a día, que te hacen sentir que aún vale la pena, te motiva a seguir intentando y no dejar morir ese sueño, ese mundo utópico que existe en tu mente.

No es fácil, ante la incertidumbre de no saber qué encontraremos en el camino, los riesgos que hay que toma para lograrlo, e inclusive el gasto económico. ¿Pero acaso la vida no se trata de vivir intensamente, de sentirse capaz de lograr siempre algo más de lo que tu mente inclusive imagina?.

De alguna u otra forma a pesar de las adversidades y la opinión de la sociedad, sentirse que puedes marcar la diferencia y no sentirse como otro más del montón. La vida es efímera, un día estás y al otro no se sabe… Es así de inevitable. Una aventura que te lleva a constantes cambios e increíblemente no te imaginas de las vueltas que la misma relatividad de las causalidades te pueda llevar a algún destino que ni en tus sueños te habías imaginado llegar o intentar.
De manera que ante las eventualidades que podamos experimentar, sin dudas es aprendizaje, te abre la mente y conoces perspectivas que te ayudarán como ser humano a comprender el mundo, disfrutar la vida con su toque dulce y amargo.

“La mente que se abre a una nueva idea, jamás vuelve a su tamaño original”. – Albert Einstein.